el colectivo  ::  Vehículo de opinión conectado a la red ...

9 de enero de 2008

Sueños con alas I ::

por Ricardo Castillo Sandoval

sueño con alas II (sin alas) >>

I

Tenía todavía unos restos que comer, era poco, pero con un añadido de ése bulgur, que se prepara en cinco minutos, decidí que tenía para una porción decente. Era cerca de las diez y media de la noche. Terminé de comer la irrepetible mezcla de restos de soltero como a las once; repollos de Bruselas cocidos, pimentón en su jugo y una cucharada de arroz fortificada con el bulgur. También una ensalada de repollo por si acaso. Comí viendo televisión sin volumen como tantas veces, a oscuras para dejar lucir la imitación de árbol de pascua: una tira de luces de colores enrollada dentro de un florero tubular transparente.

Después de comer me fui quedando dormido sobre el sofá, y en una de ésas transiciones entre despierto y dormido; se me vino a la cabeza el sueño que tuve hace poco, ése sueño que he contado con tanto entusiasmo desde entonces: Mi fastuoso vuelo sobre el Gran Cañón del Colorado, o algo así.

canyonYa había tenido sueños aéreos antes, pero se habían reducido a una especie de vértigo, algo entre flotar y caer. Este sueño fue distinto, este fue mi primer vuelo, nunca antes había atravesado raudo los aires de algún cielo onírico. Me acuerdo de haberme dado cuenta que estaba a varios centenares de metros del suelo, planeando a gusto sobre un paisaje rocoso, sin miedo y con la naturalidad de una persona que vuela, que va volando. Y de pronto se abre en el paisaje debajo, sin aviso, vertiginosa, la cavidad planetaria de un gran cañón rocoso, y junto con la sorpresiva sensación de mayor profundidad, la sensación de desprotección en pleno vuelo, de caída al vacío. Pero eso sólo fue un instante, en alguna parte del cerebro la sorpresa pareció telegrafiar que había que despertar del sueño; el comando central sin embargo prefirió ignorar esta recomendación, y persistió en la ensoñación, como diciendo, falta lo mejor, y así me dejó pensar, “se trata de un sueño – hay que aprovechar”.

Entonces no desperté, si no más bien me pareció escuchar con entonaciones bíblicas, la frase: “Si hay que volar, volemos”. En vez de seguir planeando como vulgar gaviota, aburrida del manejo suficiente del fluido aéreo, vestí plumas distintas, las de un halcón peregrino, por decir lo menos, y sobrevolé navegando hasta la mitad del cañón, para después dejarme caer, en picada, las alas pegadas al bólido cuerpo, hacia las profundidades, acelerando, acelerando, dejando para el último instante la calculada maniobra de rendir un curva magnífica sobre el fondo del cañón ganando altura nuevamente, con alegre precisión. Una vez arriba, en abierto exhibicionismo aerodinámico maniobré para quedarme quieto en un cielo transparente. Bello cerebro, bello. Dos o tres oportunidades tuve de bajar a coger en el fondo de ése cañón las pequeña, espléndidas endorfinas.

sueño con alas II (sin alas) >>

Etiquetas: , , ,


|+|-|

home | | impressum | rss | ©2008 noticias secretas>colectivo

design: kotaix.com